Versión escrita:
En el corazón de un bosque encantado, se erguía un árbol monumental, que alcanzaba las nubes.
A pesar de ser el centinela más alto, su corazón latía con temores ocultos.
Creía que el más leve movimiento del suelo lo derribaría, haciendo que se desplomara como un gigante caído.
Alrededor suyo, árboles jóvenes y enérgicos crecían con confianza.
Se jactaban de sus raíces profundas, mientras que el árbol gigante sentía que las suyas eran como finos hilos, incapaces de sostenerlo.
Sin embargo, el destino tenía una prueba para él. Una tarde, oscuras nubes anunciaron una tormenta.
El viento rugía, y la lluvia caía como flechas. Los árboles jóvenes, aunque sacudidos, resistían con valentía, sus raíces bien ancladas.
El árbol titánico, por otro lado, sintió que su final se acercaba. Pero cuando la tormenta arremetió con más fuerza, algo milagroso ocurrió.
Sus raíces, como serpientes despertando de un largo sueño, se estiraron y se aferraron al suelo con una tenacidad asombrosa.
En medio del caos, el árbol comprendió que sus temores habían sido solo sombras en su mente. Sus raíces, aunque invisibles a los ojos, eran potentes y capaces.
Al terminar la tormenta, el gigante no solo seguía de pie, sino que también se alzaba con una renovada confianza.
Desde aquel día, el árbol dejó de medirse por su apariencia exterior. Descubrió la fuerza que yacía en su interior y se convirtió en una inspiración para todos en el bosque encantado.
Moraleja: La verdadera fuerza no siempre se ve a simple vista. Confiar en nuestra esencia interna nos permite enfrentar las tormentas de la vida con valentía y determinación. ¡Nunca subestimes el poder que yace dentro de ti!
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