Versión escrita:
Había una vez un lobo llamado Lupito que se sentía diferente a los demás lobos. A Lupito no le gustaba cazar, aullar a la luna o perseguir a los conejos. Cansado de no encajar entre los lobos, Lupito decidió probar suerte adoptando la apariencia de un cordero.
Intentó hacer todo lo posible para ser como un cordero. Se disfrazó con lana, comía hierba en lugar de carne y trataba de pastar con los demás corderos en el campo. Pero no importaba lo que hiciera, siempre había algo que lo hacía diferente al resto de los corderos.
Un día, Lupito se encontró con una manada de lobos hambrientos. Ellos lo vieron vestido de cordero y no dudaron en quererlo devorar. El lobo, desesperado por salvar su vida, comenzó a correr por el campo, pero los lobos de la manada lo perseguían incansablemente.
Finalmente, Lupito se encontró atrapado en un río. Los lobos se acercaban cada vez más y más, pero entonces Lupito tuvo una idea. Se quitó su disfraz de cordero y aulló con todas sus fuerzas.
La manada de lobos se retiró y Lupito desahogado se dió cuenta de que había sido un gran error tratar de ser algo que no era. Decidió aceptarse a sí mismo y volvió a ser un lobo. Pero esta vez, se unió a una manada de lobos diferentes, una manada de lobos que no cazaba y que vivía en armonía con los demás animales del bosque.
Esta historia nos ayuda a entender que no debemos tratar de ser algo que no somos para ser aceptados. Es importante aceptarnos a nosotros mismos y encontrar nuestro lugar en el mundo, rodeándonos de personas que nos acepten tal como somos y compartan nuestros valores.
Otros cuentos que pueden interesarte: